Roberto Gómez Bolaños, ‘Chespirito’, concedió esta entrevista en el 2009.
«A mí me han matado unas cinco o seis veces», cuenta en medio de una risotada el humorista Roberto Gómez Bolaños, más conocido como ‘Chespirito’.
Hace pocos meses, un correo spam que llegó a miles de computadores daba cuenta de su muerte, pero es claro que a ‘Chespirito’ no lo acallan ni con el ‘chipote chillón’.
Sin embargo, consciente del peso de sus 80 años, el comediante mexicano que le dio vida al ‘Chómpiras’, al ‘Chapulín’, al doctor ‘Chapatín’, al periodista ‘Vicente Chambón’ y al ‘Chavo del 8’, decidió hacer su última gira de presentaciones en vivo con la obra teatral 11 y 12, en Colombia.
Sin embargo, la gira está en suspenso por disposición de la Secretaría Distrital de Salud, debido a la pandemia de influenza que tiene al mundo en alerta (ver recuadro). Las funciones en Medellín (Teatro Universidad de Medellín) y Cali (Teatro Jorge Isaacs), entre el 26 de mayo y el 20 de junio, también están pendientes de definición.
Gómez Bolaños es enfático. Para él, el show está en firme, aun cuando otros artistas mexicanos han decidido aplazar espectáculos ante la emergencia viral: «No ha perjudicado para nada la gira. El resultado será el mismo que habría con o sin gripa. No queremos cambiar ningún plan ni hacernos cómplices ni enemigos de nada. Obviamente, no tenemos ningún contagio y no vamos a contagiar a nadie», opina.
«En México ha sido un éxito fuera de serie –afirma el comediante– y pensamos que le puede gustar al público latinoamericano; sentimos que así ya fue en Venezuela, Perú, Chile y Costa Rica».
La obra estuvo durante un tiempo récord de 10 años en los teatros de México –se habla de más de 28.000 funciones– y representó el punto de quiebre en el que Gómez Bolaños dejó de grabar capítulos de televisión para volver al teatro.
– Por qué se llama ’11 y 12′ Con ella, conquistó en los 90 un público más adulto, pues la trama narra las desventuras de Eloy Madrazo, un conductor de camiones que se decide a vender sus órganos, pero, en el proceso empieza a tener problemas con su esposa, Cristina –interpretada, como siempre por Florinda Meza–. En medio de sus penas y alegrías, cada vez que Eloy quiere ‘soltar un madrazo’, lo reemplaza con números, específicamente el 11 y el 12.
Sin embargo, el comediante siente que no es un show exclusivo para adultos: «No es un público forzosamente mayor, hay muchos niños que pueden verla, disfrutarla y gozarla, porque no tiene nada que haga daño, yo he cuidado siempre eso (…) Los niños de ahora entienden todo desde mucho antes; si fuera en mi época no lo entenderíamos».
Vienen con Gómez Bolaños la fiel Florinda y otros actores entre los que se cuentan viejos conocidos de ‘la vecindad’, como Arturo García Tenorio y Moisés Suárez, además de David Ramos y Óscar Bonfiglio.
Entre tanto, la versión en dibujos animados de El Chavo del 8 ya llega a su tercera temporada y niños y adultos siguen las travesuras del niño pecoso del barril.
«No sé en qué radica el encanto. Puedo presumir que se debe a que no he imitado a nadie, no he copiado, algo que es raro en estos tiempos. A los programas estadounidenses todo el mundo los copia. Ahora, a Colombia la han estado copiando también, incluido los mexicanos, porque a Betty La Fea todo el mundo la explota; eso es lo que yo creo que debería hacer todo el continente latinoamericano, algo así, masivamente, que no se repita,que nos repitan otros, pero no nosotros», argumenta.
Merecido descanso Chespirito aclara que 11 y 12 no significa el final de su carrera: «Me retiro de los escenarios, pero no de la actuación; si llego a encontrar una producción en televisión o incluso en cine que me agrade, pues lo haría. Es muy diferente la actuación en vivo que es de lo que sí me retiro, porque es muy pesado, y no creo aguantar mucho que digamos», añade.
Aun así, no lo agobian las preocupaciones y menos las especulaciones.
Del rumor de su muerte, dice que «es un fenómeno que se repite en muchas partes del mundo: a la gente conocida la matan y a los muertos los resucitan. A Carlos Gardel lo han resucitado muchas veces (…) En una ocasión, Jacobo Zabludovsky, que conducía un programa de televisión, envió helicópteros a buscarme por toda la carretera hacia Cuernavaca, donde decían que me había muerto, y, que yo sepa, no me morí».
Lo que lo mantiene en contacto con el público, según él, es que pese a tantos rumores «el cariño no ha variado, me produce un gusto enorme porque seguir participando de esa energía de un público que empezó hace tanto tiempo y que no se diluye, no sé a qué atribuirlo, pero lo agradezco por todos lados».